Heme aquí. Según lo predicho por ti; según lo negado por mí.
Vine a contarte que mi vida está siendo dominada por los excesos.
Ya no me culpo-impido-mesuro con los chocolates,
azúcar,
pan,
almendras,
helados
ni
sopaipillas.
Y no sé cómo llegué a esto.
Pero siento que tiene una enorme relación
contigo.
Con el sin-tigo,
más bien.
Porque
ese domingo
traspasaste todos mis límites.
Todas mis barreras.
Todas mis torpezas.
Todas mis huidas.
Y eso,
de cierta manera,
me dejó cojeando.
O,
como mínimo,
me desdibujó un poco el contorno.
Entonces ahora no sé nada.
Me tiemblan los límites y los contornos.
No sé si quiero o no quiero pan, por ejemplo.
O si me apetece o no un chocolate.
Simplemente los tomo y como.
Y yo sé
muy ciertamente que todo esto,
el decirte "no no" bien convencida,
es lo mismo que un te quiero de cabeza;
es lo mismo que un "sí sí" pero invertido;
es lo mismo que un "sí sí" beligerante.
La vida es más extraña que en los cuentos!
sábado, 27 de abril de 2013
jueves, 18 de abril de 2013
Algún Año Nuevo
Ni siquiera sentí que el 2007 realmente
había terminado. De pronto tod@s se abrazaban felices, comían lentejas,
depositaban 3 uvas y un anillo de matrimonio en una copa de champaña, gritaban
hacia la calle por las ventanas, comenzaron a dar vueltas con una maleta en la
mano.
Yo daba y recibía abrazos por inercia,
como cuando te pillan por sorpresa y no sabes qué responder ni hacer. Como
cuando sales y el día está soleado y de pronto se cierra el cielo y cae la
lluvia furiosa (y obviamente andas sin paraguas).
Por la noche, luego de los
abrazos, estaba la misma gente de siempre. Yo sentía algo en el alma, algo
raro, algo creciente, algo turbio, algo luminoso, no sé. Algo. Algo de lo que
el resto se dio cuenta. Él preguntó:
- ¿Qué te pasa?
- Es que no siento que esto sea un año nuevo.
- ¿Por qué?
- Porque no. Intentaría explicarme, pero nunca me resulta
por completo.
- Pero Fa, siempre con las crisis existenciales, ¿No puedes
simplemente estar bien?
- Podría, pero sería una completa falsedad.
- Que sea una falsedad entonces.
El resto de la noche fue aún peor. Terminé yendo a la casa
de alguien que no conocía. No quería estar ahí. Y risas y risas y risas fuertes
y risas más fuertes y más fuertes y más risas. Y más falsedad.
- ¿No quieres un ron?
- No me gusta.
- ¿Cerveza?
- No, gracias.
- ¿Algo?
- Estoy bien, en serio, gracias.
Finalmente pasó el tiempo y ni una partícula de mi cuerpo-mente
sentía que había sido un año nuevo, o una etapa, o qué se yo, algo importante.
Al menos algo que se transformó. Nada.
Después vinieron otros días, todos iguales, y rápidos. Hasta
que fue el día de mi defensa de Tesis, que sí me ayudó a sentir que
realmente algo terminaba. Alguna parte de todo eso fue frustrante.
Ese mismo día recibí un mail que, a pesar de estar disfrazado
de formalidad, me cambió ideas preconcebidas. Completa sorpresa para mi vida
que transcurría, día tras día, aún sin darme cuenta de que estaba en el 2008,
año que prometí sería el mejor de mi vida. Cuando llegó ese mail, me recordé que
este año era "ese" año. Pero no lo creí por completo. Claro, al
parecer nunca creo las cosas por completo. Pero la vida estaba recordándome que es extraña, que da
vueltas, que sorprende, y todas esas cosas que hacen que la vida sea interesante
de vivir.
Ahora, ayer, sentí que empezaba el 2008. Me trajo de regalo
un artiser. Un artiser que se complica con la cercanía física, como que tiembla
a veces y pide permiso para dar abrazos. Un artiser que es escéptico, pero que
finalmente, cree en la magia.
Luego de el encuentro llegué a casa embotada, como en un sueño. Jugué a repetir
una y otra vez lo que había vivido. Y jugué también a cambiar algunas cosas en
el guión...
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Compartido ya mi pichicuento, les dejo con una de mis mejores películas del 2008.
Orbuá!
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Compartido ya mi pichicuento, les dejo con una de mis mejores películas del 2008.
Orbuá!
martes, 9 de abril de 2013
Te extrañé y Pá
Te extrañé.
Y con decir esto sé
que ganaste al decir que te extrañaba.
Extrañaba extrañar a alguien.
Ahora, el
problema es que yo misma no puedo entender qué pasa, que ME pasa.
Lo cierto es que, lo primero que pensé
en la mañana fue en ti y mi plan para que no te duela la espalda. En realidad
pensé más en tu espalda que en ti, supongo que igual vale.
Y me da pena, porque no debiera
pensar tanto en ti, o por lo menos lo que siento y mi forma de expresarlo no
debiera ser tan frontal. (En estas situaciones más vale ser diagonal)
Además, ayer pasó algo super
catastrófico y fue que, estaba esperando mi turno en una fila infinita (saqué
un número) y me acordé de ti y te envié un mensaje. Me respondiste y sonreí
harto rato. Luego me di cuenta que mi número había pasado hacía como 20 números.
Menos mal que el chico que estaba en el mesón me vio con cara de pregunta y me atendió
igual. Le regalé una manzana por su gentileza y todos sus amigos lo molestaron.
Esa fue la parte chistosa.
Yo no sé qué me pasa. Pero debe ser sólo a mí, como siempre pasa
en todos los universos que habito.
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